Como sabemos, el virus causante de la COVID-19 se contagia fundamentalmente a través de microscópicas gotas generadas cuando una persona tose, estornuda o habla.
También es posible enfermarse si se toca una superficie contaminada y acto seguido uno se lleva la mano a los ojos, la nariz o la boca, sin lavarse antes las manos.
Por eso, la odontóloga Inés Dammert recomienda prevenir antes que lamentar, y al hecho de asearse las manos con frecuencia y a fondo, se debe desinfectar las superficies que se agarran a menudo.
"También hay que evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca. Respecto a este órgano, puede ser considerado una puerta de entrada del virus al cuerpo, como una zona donde éste puede multiplicarse", agrega la doctora Inés.
Por lo tanto, además de las anteriores prácticas de higiene hay que agregar otras. Si a usted, su dentista le ha aconsejado (incluso antes de la pandemia) que debe usar un enjuague oral, pues hágale caso.
Gárgaras de salud
Uno de los componentes de esa solución es el Cloruro de cetilpiridinio, un potente antiséptico que elimina bacterias y otros microorganismos, además ha demostrado ser eficaz en la prevención de la placa dental y en la reducción de la gingivitis y la halitosis.
Respecto al coronavirus, el cloruro de cetilpiridinio resulta una gran barrera.
"Aconsejo usarlo en gárgaras con el propósito de bajar la carga viral en un paciente contagiado o en la persona sana para evitar la infección".
El enjuague bucal o clorutorio es un químico de uso diario y a largo plazo. Su efecto dura de tres a cinco horas, por lo que hay que emplearlo tres veces al día durante el proceso activo del coronavirus.
"El enjuague oral inactiva la envoltura lipídica del virus, aunque la evidencia científica es aún limitada", finaliza la odontóloga.
DRA. INÉS DAMMERT SILVA
ODONTÓLOGA
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