Los meses que nunca olvidaremos, el virus que cambió el mundo (y lo sigue haciendo). Pronto le diremos adiós al 2020, pero su recuerdo con lecciones quedarán. No fui ajena a los cambios surgidos desde aquel domingo 15 de marzo en que el entonces presidente Martín Vizcarra decretó el estado de emergencia para el día siguiente. Vaya que no.
Buena cara
Los horarios alterados o los pases laborales, renovables cada cierto número de días, fue lo menos chocante. La incertidumbre surgió después. Por ese estrés tuve algunas consecuencias en mi salud; con paciencia, cuidados, consejos del médico y de alguien especial voy resolviendo. A mal tiempo, buena cara. (No me contagié, por si acaso).
Piedra pintada a mano, la base es una tapa de lavavajilla. |
En dos ruedas
Me alegré de haber robado minutos a mis días infantiles para intentar el manejo de una bicicleta que mi tía Raquel dejó en el patio del colegio que tenían mis padres.
Por muchas razones, entre ellas la elusión al virus, retomé mi transporte en ese vehículo. Toda una experiencia a partir de julio.
Reciclaje
Habitar en esa escuela me acercó a las manualidades que hacían los niños. Además, mi padre Giles -que nos tuvo a nosotras, dos hijas mujeres- nos enseñó muchas de esas cosas consideradas sólo para varones: dar asistencia en carpintería, gasfitería, electricidad, pintado de paredes, etcétera. Pues en algunos días de la cuarentena, apliqué lo aprendido y convertí, por ejemplo, un tacho de basura en una linda maceta. Ahora ruego que florezca el geranio. A propósito, creo que heredé de mi mamá Inés el gusto por las plantas, aunque no su "buena mano". En fin.
Segundo uso de un tacho para desperdicios. |
Cerca a la generación
Soy honesta, no fui a las marchas de protesta en noviembre, pero sí me acerqué. Los encontré en el camino hacia mi casa, era un grupo mayoritariamente joven, de rostros frescos, decididos.
Les agradecí por lo que hacían y grité algunas arengas con ellos. Eso me reconforta, aunque me duele las dos vidas perdidas y todo lo que sigue pasando en nuestro país.
Que se vaya, que se vaya este año signado por la pandemia
Recordemos a las grandes personas que tuvieron que partir por su culpa; agradezcamos por la vida que Dios nos regala porque, a pesar de sus problemas, sigue siendo bella. Conservemos la salud. Feliz 2021. (A.A.V.)